Doncella Dombegh
“Es inquietante cómo se asemeja el
talento para interpretar al talento para mentir”
Como aprendiz eterna de mentirosa y
estudiante de música, afirmo que estamos ante una aplastante verdad.
Titular a un libro con el nombre de su protagonista es una
empresa arriesgada, porque tienes que dejar claro que dicho protagonista se
merece algo tan importante. Es aún más peligroso cuando está narrado en primera
persona.
Pero Rachel Hartman lo ha conseguido.
He de reconocer que al principio Seraphina se me antojaba algo lejana, pero fue quedando más próxima a mí a medida que conocía todas sus circunstancias.
Hubo un momento clave, en el que la sentí tan cerca que me dieron ganas de
interrumpirla, aunque hubiera tenido que echar la puerta abajo. No creo que por mucho que yo quisiera, Phina hubiera permitido
que la abrazase y le dijera que todo estaba bien.
Seraphina es uno de esos libros que te hacen querer leerlo de
cabo a rabo en el mismo momento en que lo ojeas. Recuerdo que la primera parte
del prólogo me hizo estremecerme.
Lo siguiente que recuerdo es que llegó Orma y
lo miré con ojos de bebé.
Mi conclusión fue que me caía bien. Y así ha sido por casi
quinientas páginas más.
Además de la redacción de Hartman, en lo que repetiré las
palabras de Christopher Paolini diciendo que está maravillosamente escrito, tengo
que destacar que hace a todos los personajes – y de esto solo se salvan unos pocos
dragones – maravillosamente humanos. Cuando no los conoces, es un continuo tira
y afloja entre la máscara de imperturbabilidad, superioridad o secretos contra la
verdadera naturaleza del personaje. Después… Después quieres abrazar a una gran
cantidad de ellos, hablando en plata.
Me han llamado la atención la caracterización de los acentos
- realmente a veces tenía que leer dos veces la intervención para saber lo que
decía, pero supongo que es el efecto que Hartman quería conseguir - , y el
trabajo que se aprecia en los pequeños detalles como el desarrollo de las
distintas lenguas, las canciones y las invocaciones a los santos. Aunque la
traducción es impecable, me gustaría tener la oportunidad de leerlo en versión
original. Además, algunos detalles del sumario de personajes hacen adorable
este pequeño regalo de la autora.
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